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Foto del escritorLaura Puig - Psicóloga

Porque aprender a decir "NO" es un aprendizaje que te libera ;)

Actualizado: 19 feb

Probablemente, muchos de nosotros nos hemos visto inmersos en alguna dinámica o bien, haciendo algo que va en contra de nuestra voluntad. A menudo, por no saber decir que no a una petición, acabamos realizando acciones con las que no nos sentimos nada a gusto. En cierta medida, el hecho de que nos cueste decir que no, tiene todo el sentido ya que, no nos agrada decepcionar, no cumplir con una petición que se nos hace o negar nuestra ayuda a las personas que nos son cercanas. Ahora bien, el problema surge cuando, por no saber decir “no”, acabamos haciendo algo que no nos hace sentir bien -algo que, por ejemplo, es incongruente con nuestra forma de pensar o con nuestros valores o algo que nos resta tiempo o dinero que necesitamos para nosotros.


Pero ¿Porqué nos cuesta tanto decir NO? Algunos de los motivos que nos inducen a actuar, en estos casos, en contra de nuestra voluntad son:

  • El miedo a decepcionar al otro;

  • Preservar nuestra imagen. Bajo este supuesto, para nosotros, es muy importante lo que los demás puedan decir o pensar respecto a nosotros;

  • El miedo al rechazo, y para evitar sentir ese rechazo, acabamos cediendo;

  • Evitar el sentimiento de culpabilidad -por haber negado nuestra ayuda;

  • No saber retirar nuestra ayuda porque creemos que quien nos la pide se la merece;

  • El hecho de que consideramos que es nuestra obligación satisfacer dicha petición, o bien,

  • Simplemente, para evitar tensiones y ahorrarnos reproches.

Para aprender a decir “no”, es necesario que antes de comprometernos a nada reflexionemos sobre aspectos como:

  • Si disponemos del tiempo que es necesario para hacer lo que se nos pide o si este hecho va a restarnos un tiempo que, para nosotros, es muy necesario.

  • Si realmente, hacer lo que se nos pide nos apetece o si es algo que hacemos por puro compromiso y/o, que incluso nos puede hacer sentir a disgusto.

Cuando digamos que no, lo haremos de forma amable pero no debemos poner excusas que expliquen porque decimos que no, simplemente, debemos decir que no y, si es necesario, expondremos los motivos reales que nos han empujado a decir no (ya sean estos por falta de tiempo, por coherencia y compromiso con nosotros mismos...etc)


Por lo tanto, antes de decir “si” a cualquier petición, será siempre necesario que hagamos un análisis de cómo nos hará sentir esto. Si decimos siempre que si a todo, no nos estamos definiendo como personas y así, nos vamos a encontrar siempre involucrados en dinámicas que no nos gustan nada y en las que no nos apetece estar, compartiendo nuestro tiempo y nuestro espacio con quien no deseamos y realizando acciones que no nos llenan y que, quizás, incluso, no son congruentes con nuestros valores morales.


Laura Puig - Psicóloga en Girona y terapia online

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