¿Qué pasa con tu miedo? ¡Te está paralizando!
Actualizado: 19 feb
Es normal que en ciertos momentos de nuestra vida sintamos miedo en el momento en que debemos introducir cambios o emprender un proyecto determinado. La diferencia entre la prudencia y el miedo es que el miedo nos limita, nos impide emprender, nos frena y nos bloquea totalmente. Este miedo limitador condiciona nuestro estilo de pensamiento hasta el punto que nos acabamos convenciendo que el proyecto es inalcanzable, que no estamos suficientes capacidades, que no podremos... Y, en ese punto, es cuando nos rendimos y abandonamos. ¿Te has planteado alguna vez qué harías si no te paralizara el miedo?
La resistencia al cambio es un claro indicador que demuestra que el miedo nos condiciona. Las dudas, las inseguridades y la indecisión nos inmovilizan, hacen que seguimos justo allá donde estamos ahora y donde quizás no queremos permanecer. El miedo a perder aquello que tenemos, a salir de nuestra zona de confort, el miedo al rechazo, el miedo a los cambios, el miedo a la confrontación en nuestras relaciones, el miedo a afrontar nuestros problemas... Estas son los miedos que nos paralizan ¿Te has preguntado alguna vez si estos miedos han hecho que, personas que te hubiera gustado tener a tu lado hoy no te están acompañando por tu miedo a decidir? ¿por tu miedo a elegir? ¿a renunciar? Cuántas metas que habrías querido lograr no has conseguido por la parálisis que te ha inducido tu miedo? ¿Cuántas cosas has dejado de hacer por el miedo a la desaprobación de las personas de tu entorno? ¿Piensas dejar que todo eso siga igual en tu vida? ¿No quieres ser tu quién elija tu propio camino? Deja de esperar que los acontecimientos lleguen, tú tienes el poder para hacer que así sea ¿Qué puede pasar si no sale bien? ¿No será más alto el coste que tendrás que pagar por el hecho de no haberlo probado? ¿Cuántas cosas dejarás de vivir por el miedo a que no salgan bien?
Con todo lo dicho no te estoy invitando a que adoptes una actitud temeraria, ni te estoy animando a tomar decisiones sin valorar los riesgos y daños colaterales que implicarían esas decisiones. Antes de decidir, es necesario también que tengamos en cuenta cuáles podrían ser las peores consecuencias de nuestras decisiones pero, si lo peor que puede pasar, en realidad, no se tan horrible, si es remediable, entonces, es necesario que dejemos el miedo a un lado y que seamos valientes para elegir.
El principal factor que nos impide emprender cualquier proyecto es justamente nuestra creencia acerca de nuestras pobres habilidades y capacidades. Es necesario que nos empoderemos y que tomemos el timón de nuestra vida para ir con rumbo hacia donde deseamos.
Laura Puig - Psicólogos en Girona y terapia online
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